domingo, 19 de septiembre de 2010

EL PSOE CONTRA TOMÁS (HERRERA)

Nos desayunamos estos días con la polémica designación de candidato a la alcaldía de Algeciras por el PSOE. Sabemos desde hace tiempo que Tomás Herrera no es santo de la devoción de Rafael España, Secretario General local, el cual, cuenta entre sus mérito el haber traído "la paz" a la revuelta militancia algecireña desde hace unos años.
Herrera sustituyó a Palacios cuando este dimitió al poco de ser elegido alcalde. Está claro que los tiempos de Palacios, político de otra época, habían pasado cuando el pueblo lo eligió. Tomás empuñó con fuerza el bastón y en las ultimas elecciones rozó la mayoría absoluta, consiguiendo para el PSOE, con el necesario pacto con IU, la alcaldía de una de las ciudades importantes de Andalucía.
Estos tres años y medio pasados, más los de la anterior legislatura, han hecho madurar a Tomás. Y eso se ha notado en la ciudad. Tomás ha gobernado sin grandes alharacas. Es cierto que no es un hombre con gran don de palabra, ni muy simpático, pero aquí no necesitamos estrellas medíaticas, sino buenos gestores. Personas preparadas, conocedoras de los problemas sociales, que trabajen día a día para mantener lo que tenemos y mejorarlo todo lo que se pueda.
Tomás, que proviene del mundo financiero, al igual que Juan Barranco, su concejal de Hacienda, no es un político profesional al uso. Antes que fraile ha sido cocinero. Antes que con el mundo de la política (y sus mentiras) ha estado en contacto toda su vida con el mundo real: el del pequeño empresario al que no le pagan sus clientes, el del empleado que no llega a fin de mes, el del parado al que se le acaba la ayuda, el de la viuda con una pensión miserable que tiene además que mantener a varios nietos, y ¿porque no? también con aquella gente a las que las cosas le funcionan, y la vida les sonríe, más o menos. Estas son las cosas que se ven trabajando en una sucursal bancaria, por donde pasa gente, gente, gente.
En medio de la debacle que viven multitud de ayuntamientos, y en la comarca, exceptuando los tres pequeños, tenemos un desagradable espejo en el que mirarnos, el de Algeciras es hoy por hoy casi un modelo a seguir. Con todas sus carencias, que no son pocas, la hacienda local está bastante saneada. Los empleados cobran puntualmente y los proveedores no cobran puntualmente, pero cobran. En otros ayuntamientos (La Línea y Los Barrios) tienen perdida toda esperanza, y en otros, como San Roque, los retrasos son tan grandes que constantemente hay conflictos de los empleados de las empresas que trabajan para el Ayuntamiento.
Nada de eso, afortunadamente, ocurre en Algeciras. Y digo yo que algún mérito tendrá Tomás en ello.
Desde siempre, ha sido política del PSOE, con toda lógica además, mantener en el cartel electoral a los candidatos gobernantes que quieran seguir. Es una tontería supina desprenderse de un valor seguro cuando la alternativa es inconsistente. Distinto sería en caso de gobernantes que hubieran perdido el apoyo mayoritario de sus conciudadanos. Pero no ocurre así en Algeciras.
Por eso, no se entiende la obcecación de Rafael España en cobrarse la cabeza de Tomás, y poner en su lugar a Angelines Ortíz, la cual probablemente tenga méritos más que suficientes, pero tiene un problema: es una perfecta desconocida en su pueblo.
Se me podrá argumentar en contra que la mayoría de los políticos son desconocidos cuando llegan, y que basta darle un baño mediático durante un tiempo para que lleguen a ser conocidos por sus electores y apreciadas sus excelencias. Puede ser, pero ya pasaron aquellos tiempos en que la gente votaba a las siglas, no a las personas, y daba igual que se pusiera como cabeza de lista al tipo más preparado y popular del pueblo o al último arribista. Ahora, desengañada la gente de tanta miseria humana y política, desencantada de unos y de otros, los ciudadanos que van a votar (cada vez menos, por cierto) miran con lupa los nombres de los candidatos, y los someten a un escrutinio mucho mayor de lo que ellos mismos creen.
Por eso, creo que España se está equivocando. Máxime cuando tiene un PP muy crecido con un candidato como Landaluce, muy bregado en estas lides, y con posibilidades reales de dar el vuelco. Todavía no se ha enterado España (y ya es hora, con los años que tiene) que los debates de partido que trascienden a la opinión pública no hacen sino erosionar la imagen del mismo.
Rafael España tiene que ser más listo. Si considera que Ortíz tiene que ser la candidata, no puede pasar por encima de Tomás ni por los altos cargos de su partido que le están desautorizando, incluyendo a Griñán. Bastaría seguramente con proponerla como segunda en la lista, de manera que fuera introduciéndose en la política municipal, bajo la sombra protectora de Tomás, y llevarla como cabeza de candidatura en las elecciones de 2015, cuando ya Herrera, por obvias razones, se retiraría. Se haría así un cambio tranquilo, que la gente entendería, sin traumas, divisiones ni malos rollos.
Lo que está ocurriendo es malo para el PSOE, muy malo. Probablemente, Rafael España, con una ejecutiva hecha a su medida, se deja engatusar por aquellos que quieren pisar el acelerador y situarse en la parrilla de salida antes de tiempo, sin méritos todavía para estar donde quieren estar. Esto no es Madrid, donde unas elecciones primarias enfrentan a dos candidatos formidables, en un ejercicio de democracia interna que es bien entendido por la opinión pública. Que no se deje llevar España por el run-run de los militantes. Que al final, quienes votan no son solo los militantes, sino los miles de ciudadanos algecireños que no van a entender que se quite de en medio a un buen alcalde sin que nada lo justifique.

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